martes, 12 de enero de 2010

Danos, Señor, despertar

Compartimos contigo este precioso poema del Padre Nicolás Caballero, esperamos te guste...

En una noche serena
tu Palabra descendía
hasta convertirse en playa
con un sol de mediodía.

Tu Palabra es altamar,
es leve cuando nos llega,
que Dios, dejando su hondura,
-nadie la puede pensar-,
consiente que le miremos,
y del mirar hace ‘oficio’,
lo que llaman ‘contemplar’.

Dejo en tu arena mis huellas,
que tú borras al pasar;
-en un olvido incesante,
en un olvido sin forma-,
sin vestigios por delante,
tan leve como el instante,
y sin huellas por detrás.

Que el andar es ya llegar:
donde un niño, casi nada,
que es comienzo y es final;
por eso ya no hay pisadas
ni delante ni detrás.

Y en esa ‘forma sin forma’:
como que vuelto al revés,
siendo nada, en tu silencio,
y siendo todo a la vez,
a la orilla de tu playa
y gritando a tu altamar,
te pido, Señor, nos des
la gracia de despertar’.


Nicolás de Ma. Caballero, cmf.